El té se ha convertido en el mundo moderno una bebida tan popular como el agua, gracias a los múltiples beneficios que otorga para la salud y sus propiedades antioxidantes, aunque esto no siempre fue así. En el caso del té verde, su consumo se remonta a unos 5 mil años atrás en China, donde solo los miembros de la realeza podían consumirlo, hasta que en el siglo XV, con la caída de la Dinastía Ming, el té verde se empezó a consumir por toda la población y cruzó fronteras y océanos para diseminarse por el mundo. 

Esta bebida se obtiene del árbol del té llamado Camellia sinensis o Thea sinensis, cultivado actualmente en India y Sri Lanka, China, Japón y regiones tropicales cercanas al Ecuador. De esta misma planta, se obtiene el famoso té negro el cual pasa por un proceso de fermentación en las hojas, que le dan su color característico y un sabor más fuerte, a diferencia del té verde, que conserva las propiedades originales de la planta, obteniendo un sabor más suave y un tiempo de procesamiento más corto.

Las cualidades antioxidantes atribuidas al té verde están relacionadas con la composición de la hoja de Camellia sinensis fresca, que posee derivados de los flavonoides como la catequina en mayor cantidad y en menor grado otros como la quercetina, la miricetina, y el kanferol, todos poderosos agentes contra los radicales libres. Asimismo, el té verde contiene cafeína, el estimulante nervioso que conseguimos en el café. Una taza de infusión de té verde preparada en 100 mililitros de agua con 1 gramo de hojas de té, estará compuesto entre un 35 y 45% de catequinas y un 6% de cafeína, por lo que no se recomienda su ingesta en horas de la noche.

Además de los beneficios para la piel, se ha demostrado que el consumo de té verde ayuda a bajar de peso por tener efectos metabólicos importantes, ya que estimula la termogénesis del tejido adiposo facilitando así la disminución de la grasa. Un estudio reciente demostró que la ingestión de extractos de té verde por parte de voluntarios jóvenes, produjo un aumento del gasto energético y una disminución del cociente respiratorio medido durante 24 horas, en comparación con el grupo control que recibió un placebo o un tratamiento equivalente con cafeína

De igual manera, un experimento demostró que la administración de té a ratas con obesidad exógena, disminuyó la masa del tejido adiposo y previno la formación de hígado graso. Entre otros beneficios también se encuentra la prevención de enfermedades como el cáncer, la artritis, el alzheimer, la diabetes, las enfermedades cardíacas, el estrés y la disminución en los niveles de colesterol.

En el plano de la belleza, las propiedades antioxidantes del té verde previenen el envejecimiento prematuro, dan fuerza y brillo a las uñas y revitaliza el cabello y puede ser usado como un tratamiento eficaz en los siguientes casos:

Combate el acné

Las propiedades astringentes del té verde, le dan la capacidad de neutralizar las bacterias que causan los brotes en el acné al reducir la producción excesiva de grasa, así como reducir la inflamación y el enrojecimiento de las áreas afectadas. Para ello solo debes colocar con un algodón una infusión de té verde fría en todo tu rostro.

Mejora la psoriasis 

Con la psoriasis las células de la piel se multiplican sin control, causando que la piel sea más gruesa Su característica aséptica, demostró en un estudio que usar el té verde en la piel retrasa la aparición de lesiones y cuando aparecen son más pequeñas y se inflaman menos que cuando el paciente se baña con agua corriente regularmente.

Reduce las quemaduras solares

Un estudio del departamento del dermatología de Case Western Reserve, Estados Unidos, demostró que el té verde es altamente eficaz en la reducción de los daños por la exposición excesiva a los rayos solares, por lo que en la actualidad recomiendan cremas a base de extracto de té verde para tratar estas quemaduras o a través de compresas frías impregnadas de su infusión.

Previene el cáncer de piel

Al encapsular y destruir los radicales libres, combate el efecto negativo de estos agentes en las células de la piel por su característica antioxidante, previniendo así no solo el cáncer de piel, sino en cualquier órgano del cuerpo.